Nunca vamos a olvidar la primera vez que hablamos con ellos sobre su boda. Nos conocíamos de antes, ya que son unos forofos del Morabanc Andorra y siempre se cuelan en la cámara de Albert en los partidos. Pero, aquel momento en el que nos contaron que se casaban fue tan emocionante, que sabíamos que todo lo que iba a venir iba a ser increíble. 

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Dani es pura emoción. La bondad hecha persona. Nos abrió la puerta de casa mientras todo el cuerpo le temblaba, ¡por fin había llegado el día! Se preparó con su familia y su querido pero Nord, que como vais a ver, ¡es mas bueno que el pan! No faltaron los recuerdos, las risas nerviosas...

y eso abrazos infinitos que tanto nos gustan. 

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Paula es una novia con carácter y con un estilo personal muy marcado. Y nada mejor que un Santos Costura, unos zapatos prestados de su madre y unos pendientes de Aristocrazy para ser esa novia que deseaba ser. Se preparó junto a sus amigas, las que también peinaron y maquillaron, y su madre, que llevaba otro vestidazo de Santos Costura que quitaba el hipo. Lo del estilazo de Paula venía de familia!

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Nos montamos en el coche, un mustang precioso. Ahí estaba Paula, subida en ese coche que nos llevaba hasta una ceremonia digna de película. Se casaron en la Vall d'Incles, el Hotel Nordic cuenta con un sitio encantador en uno de los parajes mas preciosos de Andorra, con su tan reconocida X de Granvalira delante.

  

Desde el momento en el que se vieron, pudimos darnos cuenta de que iba a ser una ceremonia emocionante. Tenemos que admitir, que nos sumamos a sus familiares y amigos y se nos escapó alguna lagrimilla también. El amor que se regalan el uno al otro es increíble. Y no podemos negar que lo transmiten.

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Llegamos al Hotel Nordic y disfrutamos del gran día degustando el aperitivo en el jardín. Allí estaban ellos. Llenos de energía y dispuestos a darlo todo a la hora de comer. ¿Vosotros sabíais que hay bodas en las que casi no nos sentamos a comer? ¡Esta fue una de ellas! Era imposible parar, ya que nuestros cuerpos solo pedían bailar con ellos cámara en mano.

 

Y sorpresa tras sorpresa, beso tras beso y abrazo tras abrazo, llegamos al final de la noche.

Esa noche que, estamos seguros, nunca olvidarán.

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¡Que el fin del mundo os pille bailando con mini-botellitas de Jäger en los bolsillos!